La avispa asiática avanza 50 km por año en España
25 abril 2016
Desde que la avispa asiática o velutina llegó a la Península Ibérica en el 2010 invade el territorio a un ritmo de 50 kilómetros al año. Actualmente, se ha asentado en Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja, Castilla y León, Cataluña y Baleares.
La Comunidad más afectada es el País Vasco, donde sólo en los últimos cuatro años se han eliminado 6.500 nidos. Concretamente, la zona más castigada es Guipúzcoa, la cual sufrió una gran expansión en el 2015, provocando la retirada de 2.180 nidos, según el Instituto Vasco de Investigación Neiker-Tecnalia.
Mientras que las especies adultas invasoras se alimentan de néctar y frutas, sus crías se alimenta de abejas autóctonas. De hecho, suponen entre el 45 y 80% de su dieta, aunque también capturan orugas, mariposas, moscas o arañas entre otros insectos. Una avispa asiática adulta es capaz de apresar entre 25 y 50 abejas comunes en un día. Además de este hecho, suponen una amenaza para las autóctonas porque cada nido de avispas velutinas alberga entre 1.200 y 1.800 ejemplares, en época de esplendor, siendo una media cuatro veces superior a las abejas comunes.
Frenar la invasión es todo un reto para el sector de la sanidad ambiental, a pesar de estar destinándose recursos a investigación. Un método de control de insectos que ayuda a minimizar la población es la implantación de trampeos durante la primavera con el objetivo de capturar a la reina y evitar la proliferación en agosto y septiembre. A pesar de ello, la plaga crece exponencialmente.
HIGIA, empresa profesional de control de plagas, recomienda que cuando se identifique un nido de avispa asiática contacten con técnicos del sector para la retirada del mismo, y controlar la plaga de avispas.Sólo con la ayuda de todos será posible mermar el ritmo de la expansión de esta plaga invasora.
Otro problema al que se enfrenta la abeja común es la inexistencia de mecanismos de defensa frente a las asiáticas, las cuales rodean en grupo a la mellifera para generar más de 45ºC y ocasionar su muerte. Teniendo en cuenta que el tamaño de las agresoras es mayor, se facilita la emboscada.
Probablemente, en un futuro las autóctonas desarrollen un mecanismo de defensa, pero por el momento son blanco fácil.